Las mitocondrias son estructuras microscópicas dentro de tus células que funcionan como auténticas centrales energéticas. Gracias a ellas, tu cuerpo convierte los nutrientes que comes en energía (ATP) que nuestras células funcionen correctamente. Así podemos movernos, pensar, respirar y vivir.
Pero su papel va mucho más allá de generar energía: también regulan el metabolismo, el estrés oxidativo, la regulación del sistema inmune y la inflamación, e incluso en la muerte celular programada (un proceso súper importante para eliminar las células que no funcionan de manera adecuada).
¿QUÉ DAÑA TUS MITOCONDRIAS?
El principal enemigo es el estilo de vida sedentario. Cuando no te mueves, tus mitocondrias se deterioran: se reduce su número, funcionan peor y tus células pierden capacidad para usar la grasa como fuente de energía. Esto genera acumulación de grasa en órganos como el músculo y el hígado, inflamación crónica y mayor riesgo de enfermedad.
Otros factores que dañan tus mitocondrias son:
• Dietas hipercalóricas y ricas en ultraprocesados
• Falta de sueño
• Estrés crónico
• Envejecimiento sin actividad física
¿CÓMO PUEDES MEJORAR LA FUNCIÓN MITOCONDRIAL?
Aquí viene la buena noticia: puedes entrenar tus mitocondrias. El ejercicio físico, tanto cardiovascular como de fuerza, estimula un proceso llamado biogénesis mitocondrial: tu cuerpo fabrica nuevas mitocondrias y mejora su rendimiento.
En solo 4 a 6 semanas de entrenamiento, personas sedentarias pueden aumentar la cantidad y la eficiencia de sus mitocondrias, mejorando su metabolismo, su capacidad para quemar grasa y su salud general.
Además, una buena alimentación, dormir bien y controlar el estrés también son pilares fundamentales para mantenerlas sanas.