El entrenamiento de fuerza es esencial para cualquier deportista, ya sea en fútbol, baloncesto, pádel, atletismo u otro deporte. Sin embargo, la mayoría de deportistas no dan la importancia adecuada a este tipo de trabajo, lo que limita el rendimiento y aumenta el riesgo de lesiones.
Históricamente, el entreno de fuerza no siempre ha tenido buena prensa. En algunos contextos, incluso se consideraba perjudicial para el rendimiento deportivo. ¿Por qué? Por una razón muy simple: se entrena mal.
Los pocos deportistas que entrenan fuerza, suelen hacerlo imitando entrenos de culturismo avanzado. Un ejemplo sería el típico entreno que incluye 2-3 ejercicios por grupo muscular, con 3-5 series de 8-12 repeticiones por ejercicio. Pero el culturismo es el único deporte cuyo objetivo no es funcional, sino estético. Para los deportistas, esta metodología genera fatiga innecesaria, perjudica el rendimiento y dificulta la recuperación.
Entrenar fuerza con eficiencia
Los deportistas deben priorizar la eficiencia en sus entrenamientos de fuerza. Con solo 2 sesiones semanales de ejercicios básicos, como sentadillas, peso muerto, press banca, press militar o dominadas, es posible desarrollar fuerza máxima. Estas sesiones deben centrarse en pocas series (1-3) de pocas repeticiones (5 o menos), permitiendo trabajar con intensidades altas sin generar un exceso de fatiga.
Si terminas tu entrenamiento de fuerza agotado, es una señal de que algo está mal. El objetivo no es cansarte, sino hacerte más fuerte y eficiente.
Además de los ejercicios básicos, es importante incluir elementos que desarrollen otras cualidades específicas de la fuerza. Los ejercicios pliométricos (saltos), los movimientos olímpicos, los sprints y los cambios de dirección pueden programarse de forma controlada para mejorar la aplicación de fuerza en situaciones deportivas reales.
En definitiva…
Un buen programa de fuerza no se mide por lo cansado que terminas, sino por cómo mejora tu rendimiento. Cansar a alguien es fácil; el verdadero reto está en diseñar entrenamientos que te hagan más fuerte, rápido y eficiente, sin comprometer tu capacidad para rendir en el deporte.
Entrenar fuerza de manera inteligente puede marcar la diferencia entre un rendimiento promedio y uno excepcional. No se trata de hacer más, sino de hacerlo mejor.